Autora: Laura Dave
Traducción: Ana Duque de Vega
(318 pp) – ED. Rocabolsillo, 2021
Título original: The Last Thing He Told Me
Leí este libro sin apenas darme cuenta. Llegó a mí hace tiempo ya. En ese momento buscaba acción, suspense, intriga... y fue en la librería Mar de Letras que me lo recomendaron. Era verano por aquel entonces...
Tuvo que llegar el frío enero para sumergirme de lleno en sus páginas, para conocer Sausalito y sus bonitas casas flotantes, para vivir junto a Hannah y Bailey la desaparición de Owen y para...
La lectura es tan ágil que se van intercalando momentos del inquietante presente en el que Owen, esposo de Hannah ha desparecido y momentos del pasado, del pasado más reciente al pasado más remoto, contando la propia Hannah el instante en que ambos se conocieron. Es así como vamos conociéndolos a los dos. De Hannah sabemos que es tornera de madera, que se crió junto a su abuelo cuando su madre la abandonó y que le costará que Bailey, la hija adolescente de Owen, la acepte. De él, lo que en un principio creímos saber, se va desmoronando y es ahí donde, a mi modo ver, se mantiene ese suspense que hace que avances y avances para descubrir, para encontrar la verdad y todo el sentido que aporte luz al hecho de que él se haya ido y a ella le hayan entregado una nota con tan sólo una palabra: "Protégela".
Sin saber nada de Owen en horas, Hannah va a recoger a Bailey y la encuentra temblorosa y con una bolsa que alguien le ha dejado. En ella, una enorme cantidad de dinero y una nota de su padre.
Tras la sorprendente desaparición, su amiga Jules, acude a ver a Hannah y le habla del tremendo escándalo de fraude en el que se encuentra la empresa de su esposo. Han vendido un software sin haberlo fabricado aún. "Luego se encoge de hombros y puedo oír el resto. Lo que está dando vueltas por su mente y por la mía: Owen es el programador jefe. ¿Cómo podía no saber que Avett estaba inflando el valor del software en el que estaba trabajando, el software que todavía no funcionaba?" (Vid. pág. 44). Al tiempo, el agente federal de Austin, Grady se personifica para intentar averiguar el paradero del desparecido. Y a continuación, también lo hace el FBI.
En la cabeza de ella sólo retumban la palabra que él le dejó en la nota, lo último que le dijo y, con total decisión, le dice a Bailey que las dos se van a Austin. La conversación con Grady y su intuición le hacen sospechar que hay algo más, que no sólo se trata de lo destapado por los medios de comunicación.
Sentada en la cafetería del hotel, Hannah saca su cuaderno y repasa intentando concentrarse en todos los detalles que podrían ser relevantes, sigue dándole vueltas a la idea de que Owen podría haber su propio historial en Internet. Y es entonces que cae en la cuenta de que no todo puede borrarse, que hay detalles que él le contó a ella y busca en su memoria, rebusca y recuerda la anécdota con el profesor Cookman. Una clave.
Acuden las dos, ella y Bailey, a la universidad. Seguro que el profesor podía dar con la clave de quién era él, cómo se llamaba. La identidad de Owen había desaparecido por completo, pero algo tenía que haber quedado, alguien debía conocerlo, alguien tendría que poder aportar luz sobre su pasado y sobre quién era él en realidad.
Sin pretender desentrañar lo que ocurre desde aquí hasta el final, voy a resumirlo muy por encima para dejarte que descubras tú todo ese pasado, que te ocurra como a mí y quieras leer una página más antes de abandonar el libro y apagar la luz.
Siendo joven, Owen que en realidad se llamaba Ethan se había casado con Kate, la verdadera madre de Bailey y no Olivia quien siempre le habían dicho que lo era. Kate murió asesinada un buen día, víctima inocente de las consecuencias como abogado de las relaciones de su padre Nicholas con ciertos sectores que rondaron en un tiempo atrás, empresas que tanto daño hicieron como la que creó la oxicodona. En ese momento, Ethan tuvo que borrar todas las huellas, cambiar de identidad, destapar todo y proteger a su pequeña hija, Kristin pasó entonces a llamarse Bailey y con esa nueva identidad, los dos emprendieron una vida juntos.
Lo que temieron, llegó y las represalias les persiguieron hasta el punto en el que Owen tuvo que desaparecer para protegerse, pero principalmente para protegerla a ella.
Años más tarde, en una exposición de Hannah, él con otro aspecto, aparecerá y acercándose a ella, lo único que le dirá es: "-´El chico con el que habría podido funcionar´ todavía te ama". (Vid. pág. 314).
Y es que... el pasado trae consecuencias, la venganza acaba con todo y el odio es siempre el peor de los compañeros. Aún adorando a su nieta, Nicholas nunca perdonó a Ethan y él, como padre, tuvo que escoger proteger a quienes más amaba.
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