Las alas de Sophie
- bajoinfinitasestrellas
- hace 2 días
- 7 Min. de lectura

Autora: Alice Kellen
(400 pp) – Ed. BOOKET, 2021
¡Cuánto dolor en las páginas con las que comienza el libro! Perder al hombre que ama, todas las ilusiones, los planes, los recuerdos, las caricias...
"Cuando Sophie se enamoró de Simon, supo que juntos tejerían una inolvidable historia llena de vivencias y canciones, pero todo acabó una noche de enero y sus sueños se quedaron congelados en aquel invierno eterno, el más largo y frío que nunca pudo imaginar. Hasta que el hielo empieza a derretirse para que Ámsterdam se vista de primavera. Y vuelve a encontrar el amor. Entonces, Sophie descubre que su familia y amigos son su brújula, que ganar requiere de ingenio y que el corazón sigue sus propias reglas. ¿Qué hacer cuando el destino nos pone a prueba?"

"Noto la presencia de Simon a mi lado y me giro hacia él, un poco sorprendida al encontrarlo aún allí. Por las mañanas es el primero en levantarse y cuando yo consigo hacerlo, el aroma a café ya llena la casa y se escucha el ruido de las cañerías porque Simon está en la ducha. Sigue ese mismo ritual los fines de semana, aunque no tenga que ir a trabajar.
Pero hoy no. Hoy Simon continúa acostado boca arriba. Me acerco a él con una sonrisa, porque me gusta la idea de poder despertarme a su lado, y lo abrazo. Pero entonces noto su piel.
Fría. Su piel está fría. Me incorporo un poco. Lo miro. Tiene una expresión de calma en el rostro, como si estuviese disfrutando de un sueño agradable. Sus labios suaves entreabiertos, los ojos cerrados y el cabello rubio como la miel despeinado.
—¿Simon?
No responde. Lo zarandeo.
—¡Simon, despierta!
Tengo un nudo en la garganta. Lo cojo del brazo y, sin éxito, tiro de él como si fuese una marioneta e intentase levantarlo. Me quedo mirándolo. Su pecho no se mueve. No respira. Y un escalofrío me atraviesa, porque de repente comprendo que Simon está muerto." (Las alas de Sophie, página 17).
Así comienza la novela, a las pocas páginas del inicio, de saber que la historia de ambos es una historia de amor... La muerte aparece y la destroza por completo. Deja sumida a Sophie en el pozo más oscuro, sin rumbo, sin respuestas a miles de preguntas... sin vida.
"Jamás había meditado seriamente sobre la muerte. ¿Quién lo hace a los veintinueve años? Se supone que tienes el mundo a tus pies, un puñado razonable de tiempo por delante y tantos sueños por cumplir que no puedes perder un minuto pensando en qué ocurriría si todo se fuese al traste. Es como una idea irreal, algo un poco abstracto; como esos cuadros modernos llenos de trazos y garabatos en los que se supone que tienes que ver algo profundo, pero eres incapaz de hacerlo. En teoría, tiene sentido ir reflexionando sobre la muerte conforme vas celebrando cumpleaños. A los cincuenta empiezas a preocuparte por tus hábitos y te propones dejar de fumar. A los sesenta se te cruza algún pensamiento fugaz. A los setenta empiezas a sentir una presencia oscura a tu espalda. Y, a partir de los ochenta, has aceptado que el tiempo se te escapa de las manos. Pero, en realidad, la muerte puede aparecer en cualquier momento: un accidente de coche, un atraco a mano armada, una caída tonta limpiando los armarios altos de la cocina o un resbalón bajando las escaleras. Somos terriblemente frágiles. Cuando el servicio sanitario llegó a casa, me dijeron que, en el caso de Simon, probablemente se había tratado de «un paro cardiaco mientras dormía».
Nunca lo consideré una posibilidad.
Nunca lo hubiese podido imaginar... " (Ibid., página 21)
Un funeral en el que el dolor la rompe y la cercanía de su familia y de sus amigos Ellen y Koen.
"No sé cuánto tiempo pasa exactamente, pero todo el mundo se silencia cuando de repente suenan las primeras notas de una canción. Una canción que conozco bien porque la escribió Simon.
Y la escribió para mí.
La voz rasgada de Koen sale por los altavoces, se desliza por el suelo, trepa por las paredes y se queda suspendida en el aire.
Y por un instante, siento que es como si estuviese aquí mismo, en el funeral de su amigo. Si cierro los ojos, casi me entran ganas de sonreír al verlos al fondo de cualquier taberna en donde estuviesen dispuestos a dejar tocar a un grupo de amigos a cambio de cervezas gratis. De todas las canciones que compusieron durante esos años, 'Las alas de Sophie' era mi favorita. Ellen me aprieta la mano con tanta fuerza que me giro hacia ella y entonces veo que está llorando en silencio. Sacude la cabeza, me suelta para abrir su bolso y saca un paquete de pañuelos. Cuando le tiende uno a mi hermana y otro a mí, me doy cuenta de que todavía no he derramado ni una sola lágrima.
Estoy vacía. Dolorosamente seca.
Botellitas de agua. ¿Dónde están?
—¿Tienes sed? Les pedí que sirviesen agua a los invitados, pero está visto que aquí la profesionalidad brilla por su ausencia —le digo a Ellen, que me mira como si acabase de salirme un cuerno de unicornio en la frente—. Espera, iré a preguntar.
Antes de que pueda levantarme, me coge del brazo:
—Es el funeral de Simon —puntualiza cada palabra.
Así que me quedo donde estoy, tensa e inmóvil durante toda la ceremonia como si fuese el típico árbol de aderezo en una obra teatral. Estoy ahí, sobre el escenario, pero en realidad no participo en la obra. Permanezco sentada mientras se suceden horas de música, condolencias y discursos llenos de anécdotas..." (Ibid., página 28)
"(...) la convenció de que había llegado el momento de dejarme algo de intimidad, asegurándole que Amber estaría pendiente de mí, como si de repente hubiese sido asignada mi niñera oficial. A decir verdad, el día que pasé con ellas tras el funeral no fue tan terrible. Estuve tirada en el sofá junto a Ellen viendo reposiciones de Friends y alimentándome tan solo de palomitas dulces recién hechas en el microondas. Mamá se pasó horas en la cocina preparando un sinfín de fiambreras que luego etiquetó y congeló. Si se desata una invasión zombi, es posible que todo el edificio pueda sobrevivir durante meses gracias a mi nevera.
Y, sin embargo, nada es comparable al silencio. Este silencio denso, largo y profundo que llena cada rincón de la casa.
Creo que también me llena a mí, porque en mi cabeza solo sigo encontrando eso. Vacío. Nada. Ausencia. Silencio. Me siento como si me azotase una ráfaga ininterrumpida de aire frío, pero que no es lo suficiente fuerte como para tirarme al suelo, y es exactamente lo último que imaginé que sentiría cuando Simon muriese." (Ibid., página 39).
El mundo que ambos habían construido se desmorona y el dolor se instala en el corazón de Sophie, desgarrándolo por completo.
Será su hermana Ámber, Ellen, los recuerdos y sobre todo Koen quienes la vayan consolando, acompañando en el duelo. Recordará cómo se conocieron todos ellos, cómo la vida de aquel grupo de jóvenes se llenaba de ilusiones, de un mundo por descubrir, lo bien que lo pasaban y también los momentos más oscuros de su amistad. Y es tal la naturalidad con la que la autora aborda el día a día, que hasta pude sentir el sufrimiento asfixiándome, encerrándome en mí misma.
El dolor y el vacío, la soledad... El querer aferrarse al olor de Simon en su ropa, lo silenciosa que estaba la casa sin él, sus caricias...
"Cuando era joven no imaginaba que terminaría trabajando en una editorial de libros infantiles. Igual que no entraba en los planes de Simon ser profesor de Historia en un instituto de la ciudad. En mi caso, la oportunidad surgió poco después de acabar un máster de edición. Entré en Raket como becaria, me contrataron cuando acabé el periodo de prácticas, me convertí en la mano derecha de una de las editoras y ocupé su puesto cuando ella se marchó porque desde la competencia le hicieron una oferta de trabajo que no pudo rechazar.
Me gusta lo que hago. Es curioso terminar amando algo que ni siquiera había valorado como una posibilidad. En todo caso, lo que quería era dedicarme a publicar grandes novelas que terminarían convirtiéndose en superventas; al menos, cuando tomé la decisión de buscar algo estable. Pero editar libros infantiles es maravilloso. Resulta más complicado de lo que parece contentar a los pequeños, dar con historias que despierten su interés e imaginación y ofrecer algo distinto y llamativo. Actualmente me encargo de una colección de libros enfocados en la importancia del reciclaje y la vida sostenible, todos ellos protagonizados por diferentes animales del bosque. Otro de nuestros grandes éxitos es la serie Amy McAdams, unos libros para niños más mayores que no solo son divertidísimos (Amy es una chica muy alocada), sino también educativos a la hora de inculcar valores y enseñanzas que los pequeños lectores puedan..." (Ibid., página 43).
Volver al trabajo, marcarse una rutina, haber bajado a las profundidades del abismo para desde él resurgir... Así es como Sophie comienza a respirar y en esa nueva oportunidad que la vida le ofrece, sonríe junto a Koen, el amigo que siempre ha estado ahí. El hombre que enamorado en secreto había escrito para ella la canción más hermosa del mundo y que por no querer traicionar una amistad... aguardó paciente a que las alas de Sophie volasen hacia él.
LAS ALAS DE SOPHIE
Ella vuela cuando camina
Ella llena todas las grietas
Ella ríe los días de lluvia
Ella es un golpe en el alma Y me pierdo en su espalda
Porque Sophie tiene alas
Sophie, Sophie tiene alas
Ella es como una libélula
Ella puede cambiar el mundo
Ella es un latido silencioso
Ella es la llegada de la primavera
Y me pierdo en su espalda
Porque Sophie tiene alas
Sophie, Sophie tiene alas
Pienso en la primera vez que la vi...
Recuerdo su sonrisa llena de flores...
Y me pierdo en su espalda
Porque Sophie tiene alas
Sophie, Sophie tiene alas
(Ibid., página 275)
.......
Voy a cerrar esta publicación con un apunte: sentía cierto reparo a la hora de leer esta novela, pero al mismo tiempo quería descubrir la pluma de una autora a la que siguen millones de lectores. Y he de decir que me ha encantado su estilo y la manera en que trata los sentimientos y las emociones. Creo que no será el único libro que lea de Alice Kellen.
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