Autora: Bridget Asher
(356 pp) – EDITORIAL LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2010
Apenas me di cuenta de que pasaban los minutos y las horas al tiempo que las páginas se deslizaban entre mis manos. Ha sido una lectura de esas que son dulces y dejan un suave aroma que reconforta el corazón. Siempre he adorado la Provenza y cuando vi esta portada, sentí que había vivido en esa cocina que olía a rosas y fresas, imaginé que entraba el sol por la ventana y fuera, era primavera... y supe que lo leería y que me encantaría.
El libro se publicó por primera vez en 2010 y su título original :The Provence Cure for the Brokenhearted,
sin duda es la mejor presentación de lo que puede hacer la bonita y familiar casa de la Provenza: curar corazones rotos.
Tras una dedicatoria que jamás esperaría y que anidó y anida en mi alma ("Esta novela está dedicada al lector. Durante este momento único sólo estamos tú y yo") me sumergí de lleno en un viaje en el que fui una más, me sentí parte de aquella familia y de la mano de Heidi, la protagonista, reviví emociones que ya había vivido, pensamientos, sentimientos...
Podría decirse que el dolor es una historia de amor contada desde el final hasta el principio.
O quizá no tenga nada que ver con esto. Quizá debería ser más científica. El amor y la pérdida de ese amor existen en igual medida. ¿Ningún físico romántico ha escrito nunca una ecuación como está?
O quizá debería explicarlo de esta manera:imagínate una bola de cristal con nieve dentro. Imagínate una casa diminuta en su interior. Imagínate a una mujer dentro de esa casa diminuta. Está sentada en el borde de la cama, agitando una bola de cristal con nieve dentro, y en el interior de esa bola de cristal hay una casa diminuta cubierta de nueve, y en su interior hay una mujer. y la mujer está de pie en la cocina, agitando una bola de cristal, y dentro de esa bola de cristal...
Todas las buenas historias de amor tienen otro amor escondido en su interior.
Así comienza Secretos en la Provenza. Dividida en dos partes y adjuntando al final de la novela: los agradecimientos y los secretos y recetas de la cena familiar. Todo un regalo que me hizo, todavía más, verme en esa encantadora casa rodeada de una familia, diferente, pero llena de amor.
En la primera parte conocemos a los personajes. Especialmente a Nanci, la protagonista, una mujer joven que se ha quedado viuda hace dos años y que siente a Henry, su esposo, a su lado en todo instante pues su pensamiento está habitado por él, por su amor y por la vida tan bonita que tenían.
Abbot, de siete años, es el hijo de ambos. Con un trastorno obsesivo compulsivo, iremos viendo que es muy especial, creativo y sensible.
La novela comienza con ellos dos yendo a la boda de la hermana de Nanci, Elysius, y Daniel. Una boda "perfecta", pero que para ella no es ni siquiera comparable con el matrimonio verdadero y auténtico vivió junto a Henry.
Estando allí, su madre les dice que la casa de la Provenza se ha incendiado. Sabemos entonces que siempre ha sido muy especial pues ha llenado de felicidad toda la historia familiar y ha sido protagonista en la recuperación de todos los corazones rotos que por ella han pasado.
Su madre les recuerda entonces la historia de sus abuelos y la de ella misma y el verano en que se fue sola a la Provenza intentando recomponerse tras saber que su marido tenía una aventura.
Finalmente, Nanci, Abbot y Charlotte (la hija de Daniel) toman un avión a Francia. Así comienza esta segunda parte.
"Y, por encima de todo, estaba la casa, una casa chamuscada y abarrotada de historias de amor. ¿Y yo quería restaurarla?" (vid.pág.134)
"-Hay un letrero pequeño y un camino compartido por dos casas-les recordé-. Las casas quedan un poco apartadas de la carretera. La más pequeña, la que tiene las contraventanas azules, es la nuestra. Las montañas están detrás de las casas, y también hay unos árboles grandes y viejos. En nuestro terreno hay una fuente con unos peces gordos y de color naranja que se llaman okis, y también hay una piscina." (vid. pág. 152)
¡Qué fortuna poder imaginármela! Tomaron la carretera que les conducía a ella y pasaba por Puylobier, el pueblo más próximo. En él pararon para comprar algunas cosas y cuando regresaron al coche... les habían robado. Ni sus maletas, ni el teléfono de Nanci, ni la cámara... Con el de Charlotte llamaron a Veronique, la amiga de la familia que vivía en la casa próxima a la suya y regentaba un acogedor hostal. Julien, su hijo, fue a recogerlos en su descapotable. Les puso al tanto de todo y él y Nanci se recordaron siendo niños, reviviendo los felices veranos en la Provenza. También les dijo que un grupo de arqueólogos había estado hospedándose allí y habían descubierto una tumba galo-romana.
Transcurren apaciblemente los días y mientras van arreglando la casa, todo cobra vida y alegría. Cocinan y pasean. Es entonces que Adam, el novio de la adolescente y especial Charlotte, irrumpe en sus vidas tras no responder ella a sus mensajes. Todos se enteran así de que está embarazada y sólo tiene dieciséis años.
Tras hablar de ello, deben decírselo a sus respectivos padres y las reacciones... los de Adam se enfadan y lo castigan, Daniel se muestra compasivo y a Elysius, aunque el mundo se le viene encima, le puede la responsabilidad de querer hacerlo bien y preocuparse por Charlotte y el bebé. Ella y su madre toman un vuelo a la Provenza.
Entre tanto, el fugaz beso entre Nanci y Julien, termina con la despedida de él al decirle ella que no estaba preparada para una relación.
Ya con Elysius y su madre en la casa, el ritmo de la novela parece detenerse cuando la segunda propone que todos se queden en silencio mirando a la montaña. Ella tiene las respuestas.
Pasó todo un día y finalmente, llegó la serenidad de saber qué hacer y cómo hacerlo. Esta parte del libro me encantó. Pude sentir la puesta del sol y el vínculo increíble entre ellas y aquella montaña junto a la casa.
Sin querer revelar mucho más, diré que sabemos por fin qué contenía la caja que Veronique consiguió salvar del incendio y que le dio a Nanci para que se la devolviese a su madre. En ella estaban todas las cartas que ambas se habían enviado durante aquel verano en que su madre desapareció y también recetas de cocina. Durante su estancia en la Provenza, vivió un amor. Pero ella decidió regresar por otro amor, el amor que desprendían aquellas cartas, el amor de una hija que la necesitaba: Nanci.
Y... ya en las páginas finales, el reencuentro feliz con Julen.
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